1.-INTRODUCCIÓN.-
He creído conveniente editar este post, después de leer el artículo que seguidamente incorporo, escrito por el mejor gestor financiero que he conocido durante mi vida profesional, lo cual pude apreciar ya que desempeñó el cargo de Director Financiero-Controller en una de las multinacionales en que trabajé como dirigente.
Se trata de Juan José Moya Rosendo: Diplomado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Barcelona, Diplomado en Alta Dirección por el IESE y Graduado en Administración de Empresas y Marketing por ICADE. También, es profesor de varios MBA’s (Master in Business Administration) y postgrados en diferentes universidades públicas y privada, teniendo una experiencia de más de 20 años en asesoría profesional a compañías nacionales e internacionales de muy diferentes sectores.
Antes de su lectura, trataré de clarificar el concepto de maquillaje de estados financieros o contabilidad creativa, así como su consideración como fraude u error.
En los actuales momentos de crisis financiera y empresarial, numerosos responsables de organizaciones empresariales de cualquier tamaño o sector, han acudido a esta práctica, con la idea, en muchos casos, de mantenerse en el mercado aguantando las pérdidas pensando en recuperarse al finalizar la crisis global que padecemos.
Es por ello, que me parece interesante analizar las consecuencias de utilizar estas técnicas contables para simular una buena gestión y rentabilidad de la empresa que se está dirigiendo.
2.-CONCEPTO DE MAQUILLAJE O CONTABILIDAD CREATIVA.-
Citaremos algunas definiciones de la expresión Maquillaje:
- Expresión utilizada para designar las operaciones realizadas por las empresas para controlar la cotización de un valor.
- Aumento o disminución de los datos de un plan de negocios o de sus estados financieros para dar una determinada imagen
- Se trata de un procedimiento por el que se falsean los datos de un plan de negocio o de sus estados financieros, aumentándolos o disminuyéndolos para dar una determinada imagen.
- En el contexto de los negocios, alteración de los datos relativos a una operación o a una sociedad para hacer que resulte más atractiva.
Algunos empresarios y comerciantes acostumbran elaborar unos estados financieros “angelicales” para presentarlos a determinados usuarios.
Esta práctica se conoce como maquillaje de los estados financieros, puesto que se elaboran manipulando la información contable y financiera con el objetivo de presentar unos estados financieros con determinados indicadores, con determinados pasivos o activos.
Los estados financieros se suelen maquillar para presentarlos a los acreedores o a las entidades bancarias u otras instituciones crediticias, en los cuales se pretende presentar una mayor solvencia económica, una mayor solidez financiera o liquidez, que se supone ayudará a conseguir crédito o financiación.
Hacer esto implica desfigurar la realidad económica, contable y financiera de la empresa, puesto que no se están tomando fielmente los valores de los libros de contabilidad como lo ordena los principios de contabilidad generalmente aceptados e incluso legalizados.
Hoy en día ha surgido una tendencia a suavizar el concepto de maquillaje llamándolo contabilidad creativa que consiste fundamentalmente en aprovechar los vacíos de la normativa legal en cuanto a las diferentes posibilidades de elección con el propósito de transformar la información contable que se presentan en los estados financieros de las empresas.
Este término se utiliza para describir el proceso mediante el cual los auditores y asesores utilizan sus conocimientos sobre las normas contables para «maquillar» las cifras reflejadas en la contabilidad de la empresa, sin dejar de cumplir los principios de contabilidad. De esta manera, según se apliquen los criterios u otros aspectos de la contabilidad, los resultados pueden variar y ser más favorables para las organizaciones.
3.-¿FRAUDE O ERROR? .-
Las diferencias entre fraude y error según las Normas Internacionales de Auditoría son que los errores no son intencionales y el fraude es intencional.
Unos estados financieros fraudulentos pueden hacer que una persona interesada en los estados financieros tome decisiones erróneas.
Alterar los estados financieros para lograr un resultado deseado, como mejorar los índices de liquidez para lograr la aprobación de un crédito bancario, o para pagar menos impuestos o acceder a ciertos beneficios tributarios, se puede convertir en un delito penal que implicaría pena de prisión.
El “fraude” se refiere a un acto intencional por parte de uno o más individuos de la administración, empleados o terceras partes, que da como resultado una representación errónea de los estados financieros, en detrimento o beneficio de la organización.
El “error” se refiere a equivocaciones no intencionales en los estados financieros, como las equivocaciones matemáticas en los registros y datos contables, la omisión o mala interpretación de hechos y la mala aplicación de políticas contables.
Normalmente los fraudes financieros buscan desorientar a inversionistas, acreedores, accionistas, al estado y a la sociedad en general, distorsionando los estados financieros generalmente en dos sentidos, a saber:
- Aparentar fortaleza financiera: Cuando existe presión de mostrar buenos resultados es probable que algunas compañías obtén por recurrir a manipular sus estados financieros. Normalmente las empresas que buscan aparentar fortaleza financiera lo hacen con el fin de mostrarse atractivas a terceras partes, inversionistas, bancos, proveedores, entre otros Para aparentar fortaleza financiera las empresas fraudulentas tienden a sobrevalorar activos e ingresos o subvalorar pasivos y gastos.
- Aparentar debilidad financiera: Normalmente las empresas que buscan aparentar debilidad Financiera, lo hacen con el fin de pagar menos impuestos. Para aparentar debilidad financiera las empresas fraudulentas tienden a maquillar la contabilidad en sentido inverso a lo anteriormente expresado.
La responsabilidad por la prevención y detección de fraude y error descansa en la administración por medio de la implementación y continuada operación de sistemas de contabilidad y de control interno adecuados.
Tales sistemas reducen pero no eliminan la posibilidad de fraude y error.
4.-ARTÍCULO DE JUAN JOSÉ MOYA ROSENDO.-
A continuación os invito a leer el artículo mencionado.
<EL “MAQUILLAJE” DE LOS ESTADOS FINANCIEROS EN ESTOS TIEMPOS DE CRISIS
En estos tiempos de crisis las Empresas pueden ver que les es muy difícil convertir las pocas ventas en resultados positivos dada la estrechez de márgenes y/o ver comprometida su liquidez por la lenta rotación de los stocks, demora en los pagos de sus clientes, o no encontrar vías de financiación para renovar sus inmovilizados o para enfrentarse a nuevos proyectos.
Es esa tesitura, algunas Empresas pueden verse en la tentación de “maquillar” sus Estados Financieros y, solas o en compañía de “otros”, alterar las diversas partidas que componen los activos y pasivos de sus Balances, así como las de ingresos y gastos, con el objeto de no contabilizar determinados gastos o pérdidas que de contabilizarse podrían presentar o unos fondos propios negativos o una situación de posible insolvencia por no ser los activos y los pasivos los adecuados.
Uno de las auto-excusas que se dan a ellas mismas para justificar este comportamiento es que no les parece justo que por un año en que las cosas les van mal presentando sus Estados Financieros reales no se les renueven las líneas de crédito o no se les conceda una determinada subvención, etc. etc. etc. Pues actuando de esa forma si la Empresa ya tenía problemas de liquidez estos se multiplicarán y no les parece justo que tengan que presentar un concurso de acreedores por los datos de un solo ejercicio. Y creen que ellas se merecen su oportunidad pues seguro que en este ejercicio se librarán de los números rojos.
Entonces esas Empresas optan por empezar con pecados “veniales” o pequeños según ellos no contabilizando amortizaciones o deterioros de los Activos Fijos o Inmovilizados (por ejemplo: “…total con la menor actividad se habrán depreciado menos…”), cambiando los criterios de valoración de las Existencias (por ejemplo: “…si las fuésemos a comprar hoy valdrían más…”), no dotar la provisión para insolvencias de clientes más que morosos (por ejemplo: “…son clientes buenos siempre han pagado…”), cambiar facturas de gastos de un ejercicio a otro (por ejemplo: “…si es que con lo tarde que envían las facturas..).
Ante esta situación que no es que sea “hipotética” sino que se presenta con más frecuencia de lo que sería deseable quiero aportar las siguientes reflexiones:
1 – Por favor, NO nos hagamos trampas al solitario
Si el Control Financiero en esas Empresas es el adecuado, en los estados previsionales que se habrán previsto en el Plan o Presupuesto o en las respectivas Previsiones o Forecast, Revisiones del Plan, etc. (ya sean mensuales o trimestrales), las pérdidas o beneficios, incluyendo TODOS los gastos y pérdidas e ingresos o beneficios, YA HABRÍAN DE HABER APARECIDO y habernos dado tiempo para gestionarlas.
Por el contrario, si el Control Financiero NO era el adecuado, por favor, tomemos nota de cara al futuro, son tan importantes las actividades Comerciales y de Producción como las Financieras si se quiere conseguir el verdadero “objetivo” de la Empresa, que es el de conseguir alcanzar sus fines, retribuyendo adecuadamente al riesgo y capital invertido, satisfaciendo los intereses de todos aquellos que lo han hecho posible, trabajadores, acreedores, bancos y la sociedad en general.
Ahora cuando tenemos las “pérdidas” encima de la mesa, hay que hacer frente a la situación y aportar fondos o reestructurar la Empresa o solicitar las medidas previstas en la Ley Concursal, pues no se ha de perder de vista la gran responsabilidad de los administradores ni los posibles delitos de falsedad en documento público, dolo, etc.
2 – Seamos serios y llámenos a las cosas por su nombre.
En el fondo de este asunto, subyace la falta de ética y de moral que como un manto cubre la sociedad actual. Que hace que nadie quiera enfrentarse a su responsabilidad y mucho menos a liderar con actos de valentía que servirían de ejemplo.
En el caso que nos ocupa habría que distinguir entre diferentes problemáticas:
1) La crisis actual, ha destapado uno de los problemas de fondo de la economía española y, en particular, de la catalana: el tamaño de las empresas. La gran mayoría de nuestras empresas son MICROpymes, aunque coloquialmente las llamemos PYMES. Este tamaño no sólo se debe a la especial idiosincrasia de nuestro carácter forjado a lo largo de los siglos, sino a que realmente, no son EMPRESAS (destinadas a pervivir en el tiempo) sino que son NEGOCIOS (destinados a obtener ventaja de una situación o producto) a cuyo frente no se halla un empresario sino que se halla un negociante (muy bueno en muchos casos). Este negociante al preocuparse del Negocio, y no de la Empresa, no se dota, sea por su falta de perfil o por lo que sea, de los instrumentos que la Gestión “moderna” de las empresas le brinda para minimizar los riesgos que la situación económica actual presenta. Entre ellos, el más importante: una buena CONTABILIDAD de Gestión, no una contabilidad que sólo sirva para rendir cuentas al fisco o para saber lo que hay que cobrar y pagar.
2) Muchas de estas MICROpymes externalizan las actividades contables por creer, erróneamente que no son su “core – business”.
3) El “negocio” de una Empresa que “lleva contabilidades”, negocio que, en el entorno actual, generalmente, compite en “precio” puesto que el cliente no aprecia ningún otro atributo con la misma intensidad. Negocio que, dado que los ingresos están fijados por el mercado y son decrecientes, sólo puede mantener sus beneficios reduciendo costes y manteniendo un elevado número de clientes (número que dependerá de la estructura que esa empresa utilice y que será todo lo superior posible a aquel que se necesite para alcanzar el punto de equilibrio). Por lo tanto, este “negocio”, en muchísimas ocasiones, no puede permitirse el lujo de:
a) Asignar al cliente interlocutores con una visión, experiencia y formación (académica, ética y moral) suficiente para explicarle lo que realmente está pasando en su empresa en base a los estados contables que ellos confeccionan para él y, por lo tanto, a estos interlocutores les parece bien cualquier solución a corto plazo que contente al cliente a costa de lo que sea.
b) Ni de asignar interlocutores que si la tengan y le digan al cliente las “verdades del barquero”, en base al nivel del empresario cliente que tienen delante, al nivel de control financiero existente en su empresa de la que ellas llevan la contabilidad o en base a los estados contables que se deberían confeccionar- El actuar con esta determinación conlleva el enorme riesgo de perder al cliente puesto que habrá “otro” que le dirá al cliente lo que el cliente quiere oír: es decir, solucionar su problema momentáneo (conseguir la financiación, subvención, argumento para un ERE, etc.) y no su problema de fondo.
4) La profesión de “CONSULTOR o ASESOR de Empresas”, que también se encuentra sometida a la falta de formación, ética y moral comentada. Profesión que no debería ser confundida con la de “llevar contabilidades” puesto que su objetivo no es maximizar el flujo de datos a tratar al mínimo coste posible para cumplir los requisitos fiscales y legales, sino de asesorar a la empresa para que esta pueda conseguir sus “fines” de forma continuada en el tiempo, satisfaciendo los intereses de todos los que lo hacen posible: dueños, empleados, acreedores y sociedad en general (a través de los impuestos). Profesión que, debido a los tiempos irracionales pasados, también se ha corrompido existiendo quienes han retorcido todos los principios para conseguir sus fines o los de otros ya sean lícitos o ilícitos.
5) El código deontológico que debería existir en la profesión (de Contable, Responsable Financiero, etc.) y en todos los profesionales que trabajan en ella, que nos hiciese repugnante la idea de que: “todo vale en los negocios para conseguir los fines que nos propongamos”.
Una vez dicho esto y viendo la situación actual, nos sigue pareciendo buena la idea de que se pueden “maquillar” los Estados Financieros por un interés cortoplacista, ya sea:
a) Por contentar al cliente para no perderlo porque otro lo hará.
b) Por obtener un crédito o una renovación del mismo, ya que si al final este crédito resulta fallido, porque la Empresa no puede pagarlo, lo absorberá la Cuenta de Resultados del banco. Y más teniendo en cuenta que si las pérdidas en estas entidades bancarias son abultadas, porque todo el mundo hace lo mismo, las pagará el Estado, es decir, TODOS NOSOTROS y no el “sinvergüenza” que ha falseado su contabilidad para conseguir sus fines.
c) Por conseguir un argumento para un ERE u otros intereses, con lo que se verán perjudicados los derechos de los actores principales en la vida de la empresa: sus empleados.
d) Para pagar menores impuestos, con lo que la sociedad en la que vivimos se verá privada de poder obtener los recursos necesarios para conseguir los fines que entre todos hemos decidido.
e) Etc.
Y, sobretodo, nos sigue pareciendo buena la idea que en lugar de estudiar opciones alternativas a reflejar fielmente la situación de activos, pasivos, ingresos y gastos, evaluemos los costes de proceder incorrectamente.
Lo mismo sería aplicable para las empresas/negocios que actúan al margen de las leyes defraudando ya sea por vía fiscal (maquillando balances para presentar menores beneficios) u otras peores.
En fin, yo propongo que nos dejemos ya de hacernos trampas al solitario y luchemos por dignificar la gestión responsable de empresas frente de la sociedad, acreedores trabajadores y dueños y no nos escudemos en la idea de que como los demás lo hacen, yo lo debería hacer también y busco ideas para mejorar todavía más mis malas prácticas. Necesitamos gestores comprometidos con la empresa y la sociedad en la cual actúan. Y haberlos hay los.
3 – Me reafirmo en lo dicho y enfatizo.
El rearme moral y ético lo hemos de hacer TODOS (o una amplísima mayoría) y AL MISMO TIEMPO, puesto que sino al que quiera cumplir las reglas que entre todos nos hemos dado se las van a dar todas en el mismo lado.
Los “Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados” (GAPP, NIFF, NIC, etc.) son normas que nos hemos dado entre todos para evitar el caos económico y financiero que se produciría si los Estados Financieros reflejasen la realidad o conveniencia del que los emite. Y que existen unos entes denominados “auditores” que deben opinar sobre si estos estados de una empresa presentan su imagen fiel, siendo la auditoría obligatoria en algunos casos y voluntaria en otros.
Y no olvidemos que los artificios contables y financieros (desde el caso Enron, que provocó la desaparición de la auditora número uno del mundo, en ese momento, “Arthur Andersen”, y que luego dio motivo para la famosa Ley Sabarnes-Oaxley, pasando por Banesto, Bankia, Pescanova, hipotecas sub-prime, deuda soberana impagable, preferentes, etc.) están en el origen de esta crisis financiera mundial, en la que algunos (los listos) se han aprovechado de otras (los tontos).
Si para hablar del hecho de “maquillar” unos Estados Financieros hemos de hablar de conceptos como el de lo que es justo o no es justo hablemos, pero hablemos para todos no solo para el interesado.
Si una Empresa tiene pérdidas y la misma en los tiempos de bonanza no ha sido capaz de crear las reservas oportunas para evitar que las épocas de vacas flacas la dejen descapitalizada, quizás no esté conducida por un Empresario sino por un Negociante y este debería replantearse la situación aportando el los fondos necesarios que retiró en su momento para volver a recapitalizarla.
Y si se trata de una Empresa de nueva creación, el Plan de Negocio ya debería haber previsto esos escenarios y haber planteado respuestas a ellos, que seguro que no deberían pasar por “maquillar” los Estados Financieros en el caso de pérdidas para conseguir los fondos para continuar perdiendo.
Además, no hay que olvidar los Estados Financieros se presentan como un todo y que existe un documento denominado “Memoria” que relata y detalla lo acontecido en ellos, y que es en este documento en el que se podría expresar que si bien la amortización se ha llevado a cabo de conformidad con los principios de contabilidad generalmente aceptados de forma uniforme y consistente con los ejercicios anteriores, la sociedad cree que la vida útil de los activos………etc. etc. etc. y que de tenerse en cuenta ese detalle los gastos por amortización hubiesen podido ser de …. Y otros comentarios por el estilo, pero en ningún caso “maquillar” las cifras presentadas para obtener los fines que se pretenden.
Lo que no se puede pretender es que sea un tercero (ya sea una entidad bancaria o un prestamista) el cual a través de un engaño (habría que revisar sino es “dolo”) sea el que conceda un nuevo crédito a la Empresa o entre como nuevo socio a comprar una participación en la empresa, y que luego descubra que esas pérdidas que la Empresas PENSABA QUE IBAN A SER DE UN SOLO AÑO lo que eran era la punta del iceberg de una crisis mayor.
Y si hablamos de subvenciones, ya hemos visto a dónde nos ha conducido la laxitud en su concesión, escándalos hay miles, por lo que si se han de conceder prefiero que se concedan a los candidatos que cumplan los requisitos sin amañar las cuentas, o es que no es injusto que estos que si han cumplido los requisitos vean que no las obtienen.
En resumen es justo que todos, y no sólo la empresa interesada, tengan derecho a basar sus decisiones en información uniforme, consistente y veraz.
Que en esta época de crisis muchas empresas verán los números rojos ES CIERTO y, como profesional me encargo de buscar soluciones para ello, pero no es menos cierto que las Entidades de Crédito y los capitalistas (fondos, business angels, etc.) no concederán financiación mientras no haya “demanda solvente” de la misma. Y si encima se han de invertir grandes sumas de dinero en “Due Diligences” para averiguar si las empresas que solicitan financiación (ya sea vía préstamos o socios) han maquillado o no sus Estados Financieros el proceso será muchísimo más lento.
Si hay empresas que tienen que cerrar porque su proyecto no es viable que cierren, cuánto antes toquemos fondo y limpiemos la herida mejor, como sociedad nos permitirá enfocarnos en aquello que si va bien. Por lo tanto, apoyemos con TODAS NUESTRAS FUERZAS plataformas, como la que tantos adeptos tiene y que empezó en el Baix Llobregat, cerca de Barcelona, de “SALVEMOS LAS EMPRESAS” y que yo apoyo firmemente, para QUE SE SALVEN y que NO CIERRE NINGUNA de las que tienen empresarios al frente que arriesgan su capital, su esfuerzo, que ilusionan a sus trabajadores y que son capaces de satisfacer las necesidades de sus clientes y que por verse metidas en el mismo saco que las que alteran sus Estados Financieros no son capaces de conseguir financiación para sus proyectos que son los que aportarán puestos de trabajo y nos permitirán salir de la crisis.
Y, por último, dejémonos ya de ver el “CONCURSO DE ACREEDORES” como una maldición, es una herramienta, herramienta que allende nuestras fronteras y en nuestro ordenamiento vigente así se concibió para ayudar a la Empresa a superar situaciones de dificultad presentes o previstas (es decir, que no es necesario que la insolvencia ya se haya producido sino que se prevea) y en mi vida profesional ayudo a muchas a superar esas situaciones estudiando todas las alternativas posibles. Y cómo herramienta que es no debería usarse para certificar la defunción de la Empresa (vía liquidación de la misma) como ocurre en el 99% de los casos, sino para solucionar sus problemas.>
5.-CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.-
Como se ha planteado anteriormente la práctica de la contabilidad creativa o maquillaje de estados financieros viene dada por la intención de impresionar con unos situación contable del balance y cuenta de resultados correspondiente, que proyecten una solidez y un crecimiento sostenido y en ascenso permanente.
La experiencia muestra de forma clara la necesidad de normas contables que proporcionen criterios claros, y sin ambigüedades, si se quiere reducir las posibilidades del fraude del maquillaje o la contabilidad creativa.
Los auditores deben reflexionar sobre hasta que punto las cuentas presentan una imagen fiel, como consecuencia de las presiones ejercidas por sus clientes en relación con la contabilidad creativa.
Los usuarios de la contabilidad y los organismos que establecen contratos con las empresas basándose en su información contable deberían ser conscientes de las posibilidades que tienen las empresas de manipular los reportes financieros anuales, podrían considerar la posibilidad de incluir en los contratos cláusulas que eviten la posibilidad de efectuar «maquillajes» en las cuentas.
Es posible limitar este tipo de abusos, pero son las autoridades nacionales quienes están obligadas a combatirlos de verdad, con altas sanciones que prevean las leyes en caso de fraude en las auditorías lo que debe obligar a pensar muy bien a la hora de manipular cualquier resultado, así como la obligación que debemos tener en mantener en alto la moral y el buen nombre del profesional responsables de las empresas o instituciones.
Es una pena, que muchos dirigentes empresariales no reaccionen a tiempo cuando detectan bajadas en la rentabilidad de sus organizaciones o tendencias hacia peores perspectivas con posibilidad de perdidas sin remisión. En lugar de analizar la situación buscando nuevas estrategias o conocimientos que les permitan afrontar la crisis, hacen lo del avestruz, esperando que el tiempo mejore sus resultados y se involucran en trampas contables que disfracen su mala situación.
Los dirigentes deben darse cuenta de que estamos en una fase de la evolución de la humanidad con cambios drásticos producidos por los adelantos tecnológicos TIC y los medios físicos e intelectuales que potencian el intercambio de conocimiento gracias al impulso de la comunicación.
Esta situación de crisis global es consecuencia del momento evolutivo de pasar de la era informática a la de la comunicación e ir paulatinamente introduciéndonos en una era del conocimiento.
Un dirigente o profesional debe ser consciente de que en estos momentos hay un verdadero despliegue de oportunidades que están esperando para que se conviertan en ideas innovadoras que puedan ser utilizadas para superar y afrontar con éxito la crisis actual, sin acogerse a medidas fraudulentas e ilegales.
Por tanto, acudir al fraude del maquillaje en los estados financieros no conduce a nada más que la quiebra de la empresa, que podía haberse salvado buscando estrategias y procesos de cambio adecuados.